TEXTOS
Marcas Vinculares
Laura Batkis, 2023.
Texto para exposición individual en Centro Cultural San Martín, CABA.
La historia del arte hoy se cuenta de otra manera por la inclusión de perspectivas que marcan una ampliación de nuevos paradigmas. Asistimos a la caída de jerarquías que promulgan las estructuras verticales de poder de los dispositivos institucionales que el mundo ya no soporta. La actual historiografía promueve una visión antipatriarcal que diluye los históricamente supuestos universales y el abordaje de lo “otro” o la “otredad” que estuvo invisibilizada.
Esa otredad recupera visiones de cosmologías alternativas entre las que se incluye el feminismo, el arte de la negritud, el indigenismo y una nueva función del arte: la sanación de artistas cuya subjetividad está inmersa en problemáticas ligadas al sujeto que sufre y que encuentra en la práctica artística un modo de expresión en la que hoy pensamos que lo personal es también político. Estas políticas de identidad redefinen al productor de arte como sujeto único que se interpreta en relación con su contexto interpersonal. En este lugar se puede ubicar el arte de Rocky Cervini en el marco actual del arte contemporáneo.
Esta línea tiene un antecedente fundamental en Latinoamérica, en los trabajos de Guadalupe Maravilla, quien trabaja a partir del trauma que denomina “cicatrices de frontera” por las contantes migraciones del pueblo salvadoreño. Sus esculturas son expulsores de enfermedades y máquinas curativas para sanar afecciones del cuerpo. En la misma línea de arte como espacio terapéutico podemos citar las obras místicas de la argentina Elda Cerrato y a algunos artistas de la neurodivergencia como el brasilero Bispo de Rosario.
Rocky Cervini aborda temas del cuerpo y el dolor de manera absolutamente abstracta en sus pinturas – objeto, cuyo componente escultórico es innegable. Son estructuras en madera cortada, que luego entela y pinta, para finalmente armar la obra superponiendo cada parte. Como un ritual ancestral privado, la artista construye esa corporalidad de la obra, que es una metáfora de cuerpo sintiente. Conjura aspectos privados mediante una nueva reconfiguración de su propio cuerpo plasmado en el organismo del trabajo. La visión general tiene el aspecto de una caligrafía que por momentos remite a ciertos elementos del surrealismo de Miró y del cubano Wifredo Lam, por la transculturización de narrativas diferentes.
La maraña de curvas y contracurvas denotan por momentos algunos aspectos de violencia y dolor como bocas con un grito silenciado, pero siempre distanciando del realismo mediante una estética muy precisa en el uso del color y el lenguaje abstracto alejado de la literalidad narrativa. A su vez, algunos trabajos aluden a elementos ópticos al pintar el canto de los relieves, que iluminan con otro color la obra. Los títulos dan un anclaje muy poético con citas a escritores como Rilke en ¨Miles de rejas y detrás ningún mundo ¨o ¨Claus y Lucas¨ tomado de la novela Agota Kristof.
Sus trabajos son rituales de sanación personal pero también colectiva, porque el concepto que atraviesan a todos son las relaciones vinculares que colectivamente tenemos que atravesar con la pasión del amor y el dolor de la ausencia. Por eso pienso hoy en sus obras como la escultura social que Josep Beuys proponía al definir al trabajo artístico como la ampliación de la conciencia que se va expandiendo en cada espectador a partir del disparador conceptual de un solo trabajo. Las obras de Rocky invitan a repensar nuestros propios miedos y sanar, junto con ella, nuestras propias heridas.
En la obras de Rocky Cervini arte es también el acto casi mágico de religar con nosotros, los espectadores, construyendo comunidad y sintiendo como en una plegaria silenciosa la belleza de estar todos unidos, por un instante, contemplando esta muestra.
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Intensa-mente
Mariana Brea, 2020
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Rocky logra componer una obra plagada de emociones y diálogos que conviven en el interior de su subconsciente, un conjunto de signos que piden auxilio o exilio, traducidos a motivos estilizados y sintéticos de múltiples variantes, notables por su ambigüedad y de gran fuerza sugestiva. En efecto, en el límite de la abstracción, compone a partir de la fragmentación de formas, sus recortes pueden remitir tanto a lo vegetal como a lo antropomórfico, combinados con una paleta de color vibrante y equilibrada.
Basta con dejarnos guiar por algunos de los títulos de sus obras, entre ellos: El abismo entre mi maquina y yo, Acercamiento social, Reconstrucción del vientre, La selva y el fondo, para sumergirnos en esa Intensa-mente que nos invita a jugar con la imaginación y construir nuestra propia mirada.
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Rosario Arias Usandivaras, 2021
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La obra de Rocky Cervini es visceral.
Desde un plano formal, las formas orgánicas, gelatinosas que propone a menudo se organizan en un movimiento centrípeto. Pero desde el plano conceptual, sus obras apuntan directo y sin pudores a lo más visceral, casi salvaje. No perdona ni concede. Lo que es, es.
Esas formas pegajosas como babosas/moluscos, en muchos casos poseen tentáculos, interactúan desde el movimiento. A veces circular, (circular al modo dantesco, de una pesadilla que se repite), a veces en otra dinámica kinética, pero siempre en una modalidad asfixiante, cerrada entre ellas, atrapándose unas a otras, absorbiéndose entre sí. También se relacionan desde el color, en paletas siempre armónicas, en las que el acento está puesto en el contraste de valores. La textura de las formas es siempre la misma, las hace hermanas de una misma familia, una familia al modo de las tragedias de García Lorca. La mecánica de trabajo es impecable, e implacable: Rocky dibuja el boceto en papel, corta las partes en madera, entela y pinta los cortes, y finalmente vuelve a unir la escena como en el boceto original.
En definitiva, de lo que Rocky nos habla es principalmente de las relaciones entre los elementos, relaciones que parecen ser carnales, animales.
TEXTS
Bonding marks
Laura Batkis, 2023.
Text for solo exhibition, Centro Cultural San Martín, CABA.
The history of art today is told differently because of the inclusion of perspectives that mark a broadening of new paradigms. We are witnessing the fall of hierarchies that enact the vertical power structures of institutional devices that the world no longer supports. Current historiography promotes an anti-patriarchal vision that dilutes the historically assumed universals and the approach to the "other" or the "otherness" that was made invisible.
This otherness recovers visions of alternative cosmologies including feminism, the art of negritude, indigenism and a new function of art: the healing of artists whose subjectivity is immersed in problems linked to the subject who suffers and who finds in artistic practice a mode of expression in which today we think that the personal is also political. These identity politics redefine the art producer as a unique subject who interprets himself in relation to his interpersonal context. It is in this place that Rocky Cervini's art can be placed within the current framework of contemporary art.
This line has a fundamental antecedent in Latin America, in the works of Guadalupe Maravilla, who works from the trauma she calls "border scars" due to the constant migrations of the Salvadoran people. Her sculptures are disease expellers and healing machines to heal body ailments. In the same line of art as a therapeutic space we can mention the mystical works of the Argentine Elda Cerrato and some neurodivergent artists such as the Brazilian Bispo de Rosario.Rocky Cervini approaches themes of the body and pain in an absolutely abstract way in his object-paintings, whose sculptural component is undeniable. They are structures in cut wood, which she then paints and paints, to finally assemble the work by superimposing each part. Like a private ancestral ritual, the artist constructs the corporeality of the work, which is a metaphor for the sentient body. She conjures private aspects through a new reconfiguration of her own body embodied in the organism of the work. The general vision has the appearance of a calligraphy that at times refers to certain elements of Miró's surrealism and that of Cuba's Wifredo Lam, due to the transculturation of different narratives.
The tangle of curves and counter-curves denote at times some aspects of violence and pain as mouths with a silenced scream, but always distancing from realism through a very precise aesthetic in the use of color and abstract language away from narrative literalness. In turn, some works allude to optical elements by painting the edge of the reliefs, which illuminate the work with another color. The titles give a very poetic anchor with quotes from writers such as Rilke in Miles de rejas y detrás ningún mundo or Claus and Lucas taken from the novel Agota Kristof.
Her works are rituals of personal but also collective healing, because the concept that crosses all of them is the bonding relationships that we collectively have to go through with the passion of love and the pain of absence. That is why I think of his works today as the social sculpture that Josep Beuys proposed when he defined artistic work as the expansion of consciousness that expands in each viewer from the conceptual trigger of a single work. Rocky's works invite us to rethink our own fears and heal, along with her, our own wounds.
In Rocky Cervini's works, art is also the almost magical act of connecting with us, the viewers, building community and feeling as in a silent prayer the beauty of being all united, for an instant, contemplating this exhibition.
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Intense mind
Mariana Brea, 2020
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Rocky manages to compose a work full of emotions and dialogues that coexist inside her subconscious, a set of signs that ask for help or exile, translated into stylized and synthetic motifs of multiple variants, remarkable for their ambiguity and great suggestive force. Indeed, at the limit of abstraction, he composes from the fragmentation of forms, his cut-outs can refer both to the vegetal and the anthropomorphic, combined with a vibrant and balanced color palette.
It is enough to let ourselves be guided by some of the titles of his works, among them: El abismo entre mi maquina y yo, Acercamiento social, Reconstrucción del vientre, La selva y el fondo, to immerse ourselves in that Intensa-mente that invites us to play with the imagination and build our own gaze.
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Rosario Arias Usandivaras, 2021
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Rocky Cervini's work is visceral.
From a formal point of view, the organic, gelatinous forms he proposes are often organized in a centripetal movement. But from a conceptual level, his works point directly and shamelessly to the most visceral, almost savage. He neither forgives nor concedes. What is, is.
Those sticky forms like slugs/mollusks, in many cases possessing tentacles, interact from the movement. Sometimes circular, (circular in the Dantesque way, of a nightmare that repeats itself), sometimes in another kinetic dynamic, but always in an asphyxiating modality, closed between them, trapping each other, absorbing each other. They are also related from the color, in always harmonic palettes, in which the accent is placed on the contrast of values. The texture of the forms is always the same, making them sisters of the same family, a family in the manner of García Lorca's tragedies. The mechanics of the work are impeccable and implacable: Rocky draws the sketch on paper, cuts the parts out of the wood, sands and paints the cuts, and finally puts the scene back together as in the original sketch.
Ultimately, what Rocky is talking about is mainly about the relationships between the elements, relationships that seem to be carnal, animalistic.